Con el objetivo de modernizar la acuacultura del atún en México, el Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO) desarrolla un proyecto para fomentar los ranchos atuneros sustentables.


Es a través del trabajo de María Teresa Viana Castrillón, investigadora del IIO de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), que se está avanzando para abrir la producción del atún de acuacultura hacia un método de alimentación distinto al que actualmente se aplica en el país.


Su proyecto “Investigación y desarrollo de una nueva tecnología de alimentación para la acuacultura del atún en México”, inició en el 2015 y este año recibirá financiamiento del Programa de Estímulos a la Innovación (PEI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).


En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Viana Castrillón explica que en Baja California se practica un tipo de acuacultura que no es de ciclo completo, ya que los atunes (Thunnus) son capturados en su medio natural, arrastrados a jaulas que se encuentran en el mar y alimentados con sardinas.

Apunta que un atún alimentado con sardina depende de que esta sea de buena calidad, lo que a su vez está relacionado con el clima y la actividad pesquera, ya que también es capturada en su medio natural.

“La variabilidad de la calidad de la sardina es muchísima, entonces este año que estuvo muy caliente, en primer lugar hay poca sardina y la que hay trae muy baja cantidad de grasa, entonces no es la alimentación ideal”, indica la investigadora.

La baja calidad de la sardina deriva en la necesidad de alimentar el atún de rancho con más ejemplares, es decir, se requiere incrementar la pesca de sardina para lograr concretar la producción del atún.

Esta situación no solamente incide en las proyecciones de los productores sino también en el grado de sustentabilidad con que se produce el atún de acuacultura.

“Entonces mientras más control tengamos, podemos hacer uso de muchas técnicas, podemos hacer uso de muchos conocimientos para dar un alimento justo, concentrado y yo sé que si come ese alimento, el atún va a crecer con una excelente condición alimenticia y yo voy a poder determinar el perfil de grasa, la calidad del producto”, afirma Viana Castrillón.

Producción del alimento

El alimento diseñado por la investigadora del IIO está hecho a base de harina de pescado y se integran varias fuentes proteicas, dando como resultado un comprimido de consistencia blanda y color café oscuro, el cual es producido en el Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Alimentos para la Acuacultura (Lindeaacua), ubicado en las instalaciones del IIO.

“Ya cuando vemos la cuestión de nutrición, vemos la digestibilidad, qué tanto de la fuente proteica se digiere, hemos hecho muchos estudios desde hace varios años, utilizando las enzimas del atún en fresco, usamos las vísceras, extraemos las enzimas, entonces medimos el potencial que tienen estas enzimas para digerir ciertas fuentes proteicas”, detalla.

Añade que, en investigaciones previas, también se han realizado estudios para observar la velocidad de los aminoácidos en los intestinos de los atunes en fresco, “hemos hecho hasta donde hemos podido, investigación fina en el laboratorio, con todo lo que tenemos ahorita ya podemos formular dietas”.

Para llegar al producto final, primero se muelen la harina de pescado y las proteínas, después se cierne la mezcla y todas las harinas pasan por una malla de 500 micras; posteriormente, se pasa a una mezcladora donde se hacen lotes de 400 kilogramos, con los cuales se llena una tolva que tiene un acondicionador con paletas que homogenizan la humedad y la temperatura, a través de sensores.

Ya que la mezcla tiene cierta humedad y está completamente homogénea, se supervisa calidad y consistencia y se regula velocidad, fricción y temperatura, con la posibilidad de producir alimento flotante o hundible, dependiendo de la necesidad.

“Tenemos cortador, cuchillos, moldes, podemos meter moldes de lo que sea y acomodamos la banda debajo del cortador, el producto sube por la banda y entra a temperaturas tan altas que no permite que el aire tenga nada de humedad, con aire seco le saca toda la humedad al alimento, sale la muestra y se recupera con costales el alimento terminado para pasar al enfriador”, explica la investigadora.

Convencer a productores

María Teresa Viana Castrillón reconoce que es un reto insertar una nueva tecnología de alimentación con los productores, sobre todo porque la sardina es producida por ellos mismos y se antoja difícil que consideren sacarla de sus procesos.

“Estamos haciendo investigación para que vean que se puede desarrollar, que los atunes se lo comen y después, si ellos van a querer, se transfiere la tecnología a una industria, nosotros tenemos la maquinaria, nuestra planta que es de investigación, es exactamente igual, son 100 por ciento escalables, todo lo que nosotros hagamos, tanta presión, tanta temperatura, es totalmente escalable a grandes cantidades”, subraya.

Menciona que se han establecido como propósito convencer a los productores de que el alimento es eficiente, es digerible para los atunes, es de calidad y puede brindarles una gran cantidad de beneficios.

“El sueño es que un día alguien de los atuneros llegue a usar los alimentos que nosotros hacemos”, finaliza.