A medida que la población mundial sigue creciendo, la forma en que las industrias oceánicas interactúen con los ecosistemas, será clave para apoyar la longevidad de los alimentos y los valores sociales. La acuicultura es crucial para el suministro futuro de productos del mar, pero los desafíos asociados con los impactos negativos podrían impedir el aumento de la producción, especialmente la producción que es eficiente y segura para el medio ambiente. Utilizando la tipología establecida por The Economics of Ecosystems and Biodiversity Initiative, se describió cómo la acuicultura marina podría influir en el apoyo a los servicios de los ecosistemas más allá de la producción de bienes, a través de los servicios de aprovisionamiento, servicios de regulación, hábitat o servicios de apoyo y servicios culturales.

La provisión de estos servicios variará, dependiendo de los rasgos funcionales de las especies de cultivo, las características bióticas y abióticas del entorno circundante, el diseño de la granja y los estándares operativos. El aumento en el reconocimiento, la comprensión y la contabilidad de la provisión de servicios ecosistémicos por parte de la maricultura a través de políticas innovadoras, financiamiento y esquemas de certificación pueden incentivar la entrega activa de beneficios y pueden permitir efectos a una escala mayor.

Uno de los Proyectos Estratégicos propuestos en el Plan Para el Desarrollo de la Acuicultura Venezolana recientemente propuesto, es la apertura y regulación de las denominadas “Concesiones Marino Costeras”, que permitan el desarrollo de actividades de maricultura comercial en los mares venezolanos.

Al igual que en otras partes del mundo, en nuestro país estas actividades son tradicionalmente atacadas y obstaculizadas por los opositores a la actividad y conservacionistas a ultranza de las actividades acuícolas, bajo el supuesto daño que le provocan a los ecosistemas, sin basamento técnico ni científico que los avale.

Con el fin de evaluar estas aseveraciones, un equipo de científicos de la UniversityofAdelaide, TheNatureConservancy y Macquarie University evaluaron el efecto de la acuicultura sobre el medio ambiente marino y sus conclusiones fueron publicadas en la revista BioScience el pasado mes de enero.

Ellos encontraron que si bien los impactos negativos pueden ocurrir en la acuicultura (principalmente a través de instalaciones mal diseñadas, mal ubicados, escasamente reguladas o mal gestionadas), existe una creciente evidencia que sugiere que podríamos estar pasando por alto beneficios positivos sobre el ecosistema y lo social asociados con las operaciones de la acuicultura en ambientes marinos, como el cultivo de bivalvos, algas y peces.

El principal autor del estudio, el Dr. Alleway, de la UniversityofAdelaide, señala que  la investigación descubrió que las instalaciones acuícolas pueden ofrecer una gama de bienes y servicios que proporcionan beneficios a las personas y la naturaleza, más allá de la simple producción de alimentos, y podemos ser capaces de diseñarlos para promover estos efectos.

Al igual que los servicios ecosistémicos proporcionados de forma gratuita por la naturaleza, estos beneficios son bienes (como alimentos y medicamentos) y los servicios (como el tratamiento del agua, el refugio/hábitat para la vida silvestre y la prevención de la erosión).

Liderando un equipo de científicos de TheNatureConservancy, el Dr. Gillies, Gerente de TNC Australia manifestó: “Encontramos que estos beneficios a veces pueden mitigar e incluso superar los impactos negativos, lo que es importante de tener en cuenta cuando nos enfrentamos al desafío global de proveer alimentos sostenibles a una población en crecimiento”.

Solo una pequeña proporción de la superficie de La Tierra viene siendo usado para la acuicultura. Su potencial para producir alimentos para un mundo hambriento es inmenso. Por ejemplo, recientemente se ha estimado que las actuales capturas de las pesquerías silvestres pueden ser producidas usando al menos el 0.015% del área oceánica mundial.

Asegurar que la acuicultura pueda brindar servicios a los ecosistemas, sin que estos beneficios se vean comprometidos por los impactos negativos, requiere que las instalaciones acuícolas sean mejor pensadas durante su diseño y de sus interacciones con su entorno, para maximizar los efectos positivos.

El informe científico publicado ilustra que la identificación y una contabilidad más activa de los beneficios positivos que podría aportar la acuicultura marina debe darse para brindar una valoración más amplia y precisa de toda la gama de efectos. Si esto ocurre, podría ser un motor importante para mejorar los beneficios ecológicos y sociales de las actividades acuícolas, junto con los resultados económicos.

Fuente: https://mundoagropecuario.com/la-maricuicultura-puede-ser-beneficiosa-para-para-la-naturaleza/